domingo, 23 de abril de 2017

Personas buenas

Te damos gracias, Señor, por las personas que...
visitan a sus amigos y familiares enfermos,
dedican tiempo a las personas inaguantables,
hablan y tratan humanamente a los mendigos,
reservan una parte de sus vacaciones a los pobres,
trabajan desinteresadamente por los demás,
por su cuenta y en organizaciones sociales.

Me conoces y me llamas

En medio de tanta gente como hay en el mundo,
Dios distingue tu cara y conoce tus sentimientos...
Dios oye y reconoce tu voz, tus pisadas, tu tos...
Dios adivina tu perfume de lejos...
Dios te coge de la mano con cariño...
y te llama....

Llamada. Discernimiento

Señor, Jesús, estamos aposentados,
en la comodidad y la rutina,
en el aburrimiento y la desesperanza,
o en la prisa y el ruido.
A veces, más que vivir, vegetamos.

sábado, 22 de abril de 2017

No tenemos vino

En nuestras reuniones familiares y de amigos
donde festejamos lo que Tú nos das;
no abunda el vino del amor.

Para el compromiso diario
por la paz, el trabajo y la justicia;
nos falta el vino de la generosidad.

En nuestras oraciones y celebraciones
que reviven y actualizan tu presencia;
se acaba el vino de la alegría.

Para el anuncio de tu buena noticia
con nuestras palabras y obras;
escasea el vino de la humildad y la valentía.

Para acoger a los enfermos, a los refugiados,
para hacer hueco a los que más sufren,
necesitamos el vino de la fraternidad.

Para afrontar los malos momentos,
en los que nos sentidos hundidos sin remedio,
se agota el vino de la esperanza.

Y por eso andamos tristes y aguados,
sin gracia y con la ilusión apagada.
Nos falta la alegría compartida,
aunque abunden jarras y tinajas.

¡No tenemos vino, Señor!
Convierte nuestra agua en vino.
Conviértenos en vino para los hermanos.

Al servicio del Reino

Señor,
que utilice mi poder, mi fuerza, mi talento...
para curar, nunca para herir;
para dar vida, nunca para matar;
para reconciliar, nunca para enfrentar;
para bendecir, nunca para maldecir;
para servir, nunca para servirme;
para levantar, nunca para derribar;
para consolar, nunca para angustiar;
para corregir, nunca para condenar.

Señor,
que utilice mi poder, mi fuerza, mi talento...
para defender la verdad con amor,
para construir un mundo más justo y fraterno,
para luchar por los derechos de los últimos,
para construir tu Reino.

Qué utilice mi poder, mi fuerza, mi talento
como tú y contigo!!!

Santificado, Padre del cielo

Padre nuestro, que estás en la tierra,
Tú estás vivo en mi corazón,
habitas en lo más hondo de cada persona.
Has dejado tu huella en el universo,
en los animales, las plantas y en cada piedra.

Pero Tú, Padre, estás en el cielo.
Tú eres más, mucho mucho más,
más grande que nuestra inteligencia,
más profundo que nuestro corazón,
más extenso que todo el universo.

Por eso, buscarte, encontrarte y amarte
es la mayor aventura de la vida;
porque nunca te encontramos del todo,
siempre nos esperan nuevas sorpresas
y siempre podemos amarte un poco más.

Queremos respetar y santificar tu nombre.
Ayúdanos a derribar becerros de oro,
a quitar de los labios y del alma
todas esas visiones reducidas de Ti
que tanto usamos y abusamos.

Señor, Tú eres santo, santo, santo;
bueno, bueno, bueno, como el pan;
bello como un amanecer, bello, bello;
Tú eres la fuente de toda santidad,
de toda bondad, de toda belleza.

Que nos dejemos santificar por ti,
en la oración y el trabajo de cada día,
para  nuestra vida proclame
que amarte y seguir es lo mejor
que nos ha podido pasar en esta vida.

¿Me amas más que estos? 2

Señor, tú lo sabes todo, sabes que te amo
con todas las fuerzas de mi pobre corazón,
sabes que soy capaz de jugármela por ti, ahora,
y gritar que no te conozco, dentro de un rato.

Así soy Señor: débil y fuerte a la vez.
Así es mi corazón: valiente y cobarde a un tiempo.
Mis días son cartas de amor y egoísmo barajadas.
Así me quieres y así te quiero.

Gracias porque sé que me quieres,
y que nada ni nadie puede separar tu amor de mi vida.

Gracias, porque sé que te quiero
y, cuando me asaltan las dudas,
sé, al menos, que quiero quererte.

Gracias por vivir contigo esta historia de amor.

--------------------

Lo sé.
Sé que me quieres.
Lo sé mucho mejor que tú.
Conozco bien ese corazón tuyo,
precioso, que se parece tanto al mío.

Sé que me buscas, porque me quieres.
Sé que rezas, porque me quieres.
Sé que te comprometes, porque me quieres.
Sé que quieres ser mejor, porque me quieres.
Sé que a veces te alejas, porque no consigues quererme más.
Sé que quieres quererme más, porque ya me quieres mucho.

Tu amor pesa más que tus traiciones.
Te lo aseguro.

Por eso, te digo:
Confío en ti. No lo dudes.
Apacienta mis corderos y mis ovejas.
Cuida de los tuyos.
Ayuda a quien te necesite.
Tiende tu mano al que ha caído.
Son "mis" corderos y "mis" ovejas,
Son un tesoro que pongo en tus manos.
Comparte tu tiempo, tu vida, tu esperanza...

¿Puedo contar contigo,
para contagiar al mundo mi vida resucitada?

Morir es pasar a la habitación de al lado

La muerte no es nada, sólo he pasado a la habitación de al lado.
Yo soy yo, vosotros sois vosotros.
Lo que somos unos para los otros seguimos siéndolo

Dadme el nombre que siempre me habéis dado. Hablad de mí como siempre lo habéis hecho. No uséis un tono diferente.
No toméis un aire solemne y triste.
Seguid riendo de lo que nos hacía reír juntos. Rezad, sonreíd, pensad en mí.
Que mi nombre sea pronunciado como siempre lo ha sido, sin énfasis de ninguna clase, sin señal de sombra.

La vida es lo que siempre ha sido. El hilo no se ha cortado.
¿Por qué estaría yo fuera de vuestra mente? ¿Simplemente porque estoy fuera de vuestra vista?
Os espero; No estoy lejos, sólo al otro lado del camino.
¿Veis? Todo está bien.

No lloréis si me amabais. ¡Si conocierais el don de Dios y lo que es el Cielo! ¡Si pudierais oír el cántico de los Ángeles y verme en medio de ellos ¡Si pudierais ver con vuestros ojos los horizontes, los campos eternos y los nuevos senderos que atravieso! ¡Si por un instante pudierais contemplar como yo la belleza ante la cual todas las bellezas palidecen!

Creedme: Cuando la muerte venga a romper vuestras ligaduras como ha roto las que a mí me encadenaban\ y, cuando un día que Dios ha fijado y conoce, vuestra alma venga a este Cielo en el que os ha precedido la mía, ese día volveréis a ver a aquel que os amaba y que siempre os ama, y encontraréis su corazón con todas sus ternuras purificadas.

Volveréis a verme, pero transfigurado y feliz, no ya esperando la muerte, sino avanzando con vosotros por los senderos nuevos de la Luz y de la Vida, bebiendo con embriaguez a los pies de Dios un néctar del cual nadie se saciará jamás.
AMÉN.

San Agustín