sábado, 5 de marzo de 2016

Como Juan Bautista

Señor, te damos gracias por el Nacimiento de cada persona, por nuestra vida, por el nacimiento de San Juan. Su vida fue un regalo para su familia y su pueblo.
Que también nuestra vida sea un regalo para los más cercanos y lo que más nos necesitan.

Juan no buscó protagonismos. Decía: Yo no soy el Cristo, sino que he sido enviado delante de él. Es preciso que él crezca y que yo disminuya. Y así, cumplió perfectamente su misión de preparar los corazones para que pudieran a acoger a Jesucristo.

Que también nosotros sepamos cuál es nuestra misión en la vida y la cumplamos con generosidad y humildad.

San Juan llama a la conversión, con su palabra: Convertíos... Dad, pues, fruto digno de conversión. Y con su pobreza y austeridad: llevaba un vestido de pie de camello y se alimentaba de langostas y miel silvestre.

Señor, que nuestra palabra y nuestro testimonio ayuden a muchos a cambiar de vida, a ser más felices, más solidarios, a acercarse a ti.
San Juan no tuvo miedo: Denunció a Herodes por vivir con Herodías, la mujer de su hermano Filipo.

Que también nosotros denunciemos los pecados de nuestro tiempo y anunciemos la vida nueva que Tú nos ofreces.