Señor, tú me pides que no me cuide tanto. Me llamas a tomar riesgos,
a no poner mi seguridad en falsos dioses ni en mis éxitos personales,
a no guardar mi vida en inversiones propias, que no tienen un fondo en Ti.
Ayúdame, Señor, a cambiar mi modo de pensar. Que yo pueda entender que
perdiéndome por ti es como gano la vida verdadera.
Tú me llamas a ganar mi vida en el servicio a los necesitados, a ser palabra para
los pobres, a dar vista los ciegos y ser compañía para los que están solos y los
que sufren.
Quiero ganarte sólo a ti, Señor.