jueves, 30 de mayo de 2019

Infinita paradoja de carne

Cuando el que es todo
se vuelve nada,
cuando el que es dueño
busca morada,
cuando el que puede
débil se halla,
de nada sirven mis ínfulas romas,
de nada valen mis formas pomposas,
mis necios honores son para nada.

Cuando el que crea
late en un vientre,
cuando el que truena
llora naciente,
cuando el ignoto
crece y aprende,
de nada sirven mis huecos proyectos,
de nada valen mis doctos consejos,
mis vanos méritos son para nada.

Cuando el que juzga
es perseguido,
cuando el que reina
tiembla de frío,
cuando el que ordena
busca cobijo,
ya solo queda salir de mi barca,
ya solo vale abrirte mi alma,
darte el timón y soltar mis amarras,
amar la enseña del amor que ama.



José Manuel Llamas
02/12/2017

(Basado en Hilario de Poitiers, De Trinitate 2, 25)

Duelo

¡Ayúdame, Señor!

Puedo llorar porque se ha ido
o puedo sonreír porque ha vivido;

puedo cerrar los ojos y rezar para que vuelva
o puedo abrirlos y ver todo lo que ha dejado;

mi corazón puede estar vacío porque no lo puedes ver
o puede estar lleno del amor que compartes;

puedo llorar, cerrar tu mente, sentir el vacío, dar la espalda
o puedo hacer lo que le gustaría: sonreír, abrir los ojos, amar y seguir.

¡Ayúdame, Señor!

Oración compuesta en base a un poema escocés

Tú estás conmigo

Señor, sé que me sentiré sola, sin testigos.
Me encontraré aislada, sin puentes.
Me abrumará el silencio, sin palabras.
Me dolerá el olvido, sin aplausos.
Me inquietará la duda, sin respuestas.
Me pesará la carga, sin ayudas.
Me asustará el compromiso, sin seguridades.

Pero no tengo miedo, Señor.
Tú serás mi testigo, mi puente y mi palabra.
Tú serás mi aplauso, mi respuesta y mi apoyo.
Tú serás mi refugio y amarás mi verdad desnuda.
Gracias, Señor, por tu amor, siempre fiel;
gracias por esta esperanza.

JM R. Olaizola sj (adaptación)

Esperar con María

María, Madre de Jesús y Madre nuestra, ya ha pasado el Viernes Santo. Agotaste tu reserva de lágrimas acompañando a tu hijo y recogiéndolo entre tus brazos, Virgen de la Piedad…

Poco a poco, se abren claros en los nubarrones de Viernes. Encerraste el dolor en la alacena del recuerdo y abriste la ventana de la esperanza.

Nadie creía ya en las palabras de Jesús, que hablaban de resurrección. Ni siquiera la Magdalena, ni siquiera sus apóstoles. Tú sí. Dichosa Tú, que has creído, porque lo que ha dicho Jesús se cumplirá.

No sabías cómo aparecería, ni cuándo, ni dónde. Pero estabas segura. Pronto Jesús te besaría de nuevo. Y Tú lo tomarías en tus brazos, como en Belén, como al pie de la cruz. Pero ahora más vivo que nunca.

Tu esperanza anticipó la alegría de la resurrección.

María, acompáñanos en nuestra espera, que a veces se nos hace larga. Queremos confiar, como Tú y contigo. Ayúdanos a creer que el bien de este mundo vencerá al mal. Ayúdanos a sentir como tu hijo Jesús nos va resucitando a una vida mejor, más solidaria, más plena, ya en este mundo. Ayúdanos a creer en la vida eterna. Amén.

Nacer de nuevo

Señor, me esfuerzo cada día por seguirte, aunque muchos de mi amigos pasen de Ti. Busco la verdad y la justicia, como Nicodemo.

Y Tú me pides algo desconcertante: "nacer de nuevo". ¿Nacer de nuevo a mi edad, Señor? ¡A duras penas consigo corregir mis defectos, como para "nacer de nuevo"! Pídeme, Señor, que comparta algo con los pobres. Pídeme, Señor, que asuma algún compromiso. Estoy dispuesto a hacer cosas por ti y por los demás.

Pero no me pidas "nacer de nuevo". No sé qué es "nacer de nuevo", No sé cómo podría "nacer de nuevo". Me resisto a "nacer de nuevo", aunque intuyo que ese es el verdadero camino. Rompe las rutinas, las seguridades, los apegos que no me dejan "nacer de nuevo". Ayúdame a entender que yo solo no puedo "nacer de nuevo". Nadie puede darse a luz a uno mismo. Sólo Tú, sólo tu Espíritu, sólo tu Amor pueden hacer posible que yo "nazca de nuevo". Ayúdame, Señor, a abrirte mi corazón de par en par. Ayúdame a dejarme conducir por tu Espíritu. Ayúdame a dejarme transformar por tu Amor.

Felices y libres

Jesús, Hijo de Dios, hermano nuestro,
nos has revelado tu secreto.
Podemos ser felices y libres, como Tú.

Tú nos aseguras que seremos felices y libres
si las riquezas no nos atan,
si sabemos compartir con los demás,
si aguantamos las ofensas sin vengarnos,
si sentimos en nosotros las desgracias ajenas,
si buscamos la justicia por encima de nuestros intereses,
si tratamos de comprender y perdonar,
si nuestra mirada y nuestro corazón son limpios,
si ponemos paz a nuestro alrededor,
si lavamos los pies y servimos a los hermanos,
si acogemos el amor de Padre como el mejor regalo.

Jesús, tu mensaje es sencillo,
pero nos cuesta mucho ponerlo en práctica.
Por eso, te pedimos ayuda.
Lo que nosotros no podemos
que tu Espíritu lo realice en nosotros
para que cada día seamos más  felices y libres
como Tú y siempre contigo. Amén.

Como yo os he amado

"Amaos como yo os he amado"
Este es tu deseo más profundo, Jesús.
Pero, tantas veces tenemos el corazón cerrado,
cerrado para acoger tu amor,
cerrado para regalar amor.

Por eso, te pido,
abre mis ojos y mi corazón,
para descubrir y respirar tu amor,
en la liturgia, en la oración, en la comunidad;
en el trabajo, en la familia, en los amigos y amigas,
en las personas que nos necesitan...

Danos la fuerza para amar como Tú,
para amar a tu estilo y contigo:
gratuitamente, sin exigir ni pretender nada;
valientemente, como un héroe;
tiernamente como una madre;
constantemente, sin rendirse;
apasionadamente, como un enamorado;
desinteresadamente, buscando el bien del otro;
delicadamente, como el toque de una mariposa;
eficazmente, como una luz en la oscuridad;
decididamente, sin detenerse ante la dificultad.

Danos tu luz y tu fuerza, Jesús,
para amarnos como tú nos has amado.

Paz

Paz a vosotros, mis amigos,
que estáis tristes y abatidos
rumiando lo que ha sucedido
tan cerca de todos y tan rápido.

Paz a vuestros corazones de carne,
paz a todas las casas y hogares,
paz a los pueblos y ciudades,
paz en la tierra, los cielos y mares.

Paz en el trabajo y en el descanso,
paz en las protestas y en la fiesta,
paz en la mesa, austera o llena,
paz en el debate y el diálogo sano.

Paz en los sueños y retos sociales,
paz en los surcos abiertos de las labores,
paz en la pasión pequeña o grande,
paz a todos, niños, mujeres y hombres.

Paz en las plazas y caminos,
paz en los asuntos políticos,
paz en vuestras alcobas y ritos,
paz en todos vuestros destinos.

Paz luminosa y siempre florecida,
paz que, al alba, se levante viva
y a la noche, nunca muera,
paz para vivir en fraterna armonía.

Paz que abre puertas y ventanas,
paz que no tiene miedo a las visitas,
paz que acoge, perdona y sana,
paz dichosa y llena de vida.

La paz que canta la creación entera,
que el viento transporta y acuna,
que las flores le ponen perfume y hermosura,
y todos los seres vivos con ella se alegran.

Paz que nace del amor y la entrega
y se desparrama por mis llagas
para llegar a vuestras entrañas
y haceros personas nuevas.

Mi paz más tierna y evangélica,
la que os hace hijos y hermanos,
la que os sostiene, recrea y anima,
es para vosotros, hoy y siempre, mi regalo.

¡Vivid en paz, gozad la paz.
Recibidla y dadla con generosidad.
Sembradla con ternura y lealtad,
y anunciadla en todo tiempo y lugar!

Florentino Ulibarri

Nuevas rutas, nuevos amigos

Jesús, a veces me siento solo,
se alejan las personas que más quiero,
no tengo más remedio que dejar los caminos de siempre
porque la vida me lleva por senderos nuevos.

¡Cuánto me cuesta cambiar, Señor!
No quiero avanzar por miedo a perder lo que tengo.
Pero hay una luz que me atrae: tu luz
y una voz que me dice: "No tengas miedo, no te pares"

Necesito sentir, o al menos saber, que me acompañas,
Quiero emprender contigo la aventura de vivir cada día
con la confianza de que Tú nunca defraudas
al que confía en Ti y procura seguir tus caminos.

Ayúdame a creer más, a apoyarme más en Ti,
a valorar la fuerza que has puesto en mi corazón,
a descubrir la belleza de una sonrisa desconocida,
a afrontar la vida con ilusión, esfuerzo y esperanza. Amén.

sábado, 18 de mayo de 2019

Dios tiene sed de ti


Es verdad. Estoy a la puerta de tu corazón, de día y de noche.
Aun cuando no estás escuchando, aun cuando dudes que pudiera ser yo,
ahí estoy: esperando la más pequeña señal de respuesta,
hasta la más pequeña sugerencia de invitación que me permita entrar.

Y quiero que sepas que cada vez que me invitas, Yo vengo siempre,sin falta.
Vengo en silencio e invisible, pero con un poder y un amor infinitos…
Vengo con Mi misericordia, con Mi deseo de perdonarte y de sanarte,
con un amor hacia ti que va más allá de tu comprensión.

Un amor en cada detalle, tan grande como el amor que he recibido de Mi Padre.
Vengo deseando consolarte y darte fuerza, levantarte y vendar todas tus heridas.
Te traigo Mi luz, para disipar tu oscuridad y todas tus dudas.…
Vengo con Mi paz, para tranquilizar tu alma.

Cuando finalmente abras las puertas de tu corazón y te acerques lo suficiente,
entonces Me oirás decir una y otra vez, no en meras palabras humanas
sino en espíritu: «no importa qué es lo que hayas hecho, te amo por ti mismo.
Ven a Mí con tu miseria y tus pecados, con tus problemas y necesidades,
y con todo tu deseo de ser amado. Estoy a la puerta de tu corazón
y llamo... ábreme, porque tengo sed de tI.

Santa Teresa de Calculta

miércoles, 8 de mayo de 2019

Si el amor te escogiera

Si el amor te escogiera y se dignara
llegar hasta tu puerta y ser tu huésped
¡Cuidado con abrirle e invitarle,
si quieres ser feliz como eras antes!

Pues no entra solo: tras él vienen
los ángeles de la niebla tu huésped solitario
sueña con los fracasados y los desposeídos
con los tristes y con el dolor infinito de la vida.

Despertará en ti deseos que nunca podrás olvidar,
te mostrará estrellas que nunca viste antes;
te hará compartir, en adelante
el peso de su tristeza divina sobre el mundo.

¡Listo fuiste al no abrirle! y, sin embargo,
¡qué pobre, si lo echaste de un portazo!
Sidney Rosey Lysagth