sábado, 9 de mayo de 2020

Cuaresma renovadora

Tú, Jesús, nos ofreces un tiempo para renovarnos.
Tu voz nos llama a morir y a resucitar contigo.
Nos llamas a salir de nuestros escondrijos oscuros,
para disfrutar de una vida nueva, llena de luz.

Tu muerte y resurrección no es un hecho del pasado.
Es una fuerza que nos envuelve y nos transforma,
Gracias, Jesús, por permitirnos morir y resucitar contigo:
morir a nuestras divisiones, tristezas y desesperanzas,
para resucitar a una vida más fraterna, alegre y confiada.

No volvemos a repetir lo mismo que el año pasado.
Morimos, un poco más, a nuestra vida apagada,
para resucitar, un poco más, a una vida nueva.

Te contemplamos, Jesús, en la cruz, con tus brazos abiertos.
Gracias, Jesús, porque nos amaste más que tu propia vida.
Gracias, Padre, por el don de tu amor, fuente de vida.
Gracias , Espíritu de amor, fuerza que purifica y resucita.

Te contemplamos, te miramos a los ojos, Jesús.
Que tu mirada penetre dentro de nosotros,
hasta llegar a tocar la dureza de nuestro corazón,
para convertirlo en un corazón de carne,
que sepa amarte con gratitud y generosidad,
que sepa sentir compasión de tantas personas que sufren:
las víctimas inocentes de las guerras,
de los abusos contra la vida, tanto del no nacido como del anciano,
de las múltiples formas de violencia,
de los desastres medioambientales,
de la distribución injusta de los bienes de la tierra,
de la trata de personas en todas sus formas
y de la sed desenfrenada de ganancias.

Qué María, tu Madre y nuestra madre,
nos acompañe en este tiempo de renovación. Amén


Oración inspirada en el Mensaje del Papa Francisco para la Cuaresma 2020