sábado, 9 de mayo de 2020

Ciegos

Señor, a veces estamos tan ciegos para ver…
la fragilidad y la grandeza de la vida humana,
la necesidad de parar el tren de la prisa y los quehaceres
y de dedicar tiempo a escucharse y a pensar;
a comunicar deseos, miedos, esperanzas, historias…

Señor, a veces estamos tan ciegos para ver…
que la felicidad no es un derecho, sino un reto;
que no hay situación de la que no podamos aprender;
que las personas valen infinitamente más que las cosas
y que compartir produce más gozo que consumir.

Señor, a veces estamos tan ciegos para ver…
que todos podemos necesitar ayuda
y todos podemos mejorar la vida de los demás;
que sólo cuando trabajamos por el bien común
podemos vivir con alegría y esperanza.

Señor, a veces estamos tan ciegos para ver…
la importancia de los trabajos poco valorados:
el de un barrendero, un reponedor, una policía, 
un panadero, una investigadora, una enfermera,
una cuidadora, una repartidora, un camionero,
una maestra, un mecánico, un agricultor…

Señor, a veces estamos tan ciegos para ver…
que Tú no te dedicas a castigar, sino a salvar;
que nos acompañas y nos cuidas siempre,
también cuando sufrimos y tenemos miedo;
que la oración tiene el poder de hermanarnos
y de experimentar tu fuerza en nuestra fragilidad.

Señor, a veces estamos tan ciegos…
Cúranos, devuélvenos la vista.