miércoles, 23 de septiembre de 2015

Dios te dará lo que desea tu corazón

Confía en el Señor y haz el bien,
habita tu tierra y practica la lealtad;
Sea el Señor tu delicia y él te dará lo que desea tu corazón.

Encomienda tu camino al Señor,
confía en él, y él actuará:hará tu justicia como el amanecer,
tu derecho como el mediodía.

Descansa en el Señor y espera en él,
no te exasperes por el hombre que triunfa
empleando la intriga:

cohibe la ira, reprime el coraje,
no te exasperes, no sea que obres mal;
porque los que obran mal son excluídos,
pero los que esperan en el Señor poseerán la tierra.

Mejor es ser honrado con poco
que ser malvado en la opulencia;
pues al honrado lo sostiene el Señor.

El Señor vela por los días de los buenos,
y su herencia durará siempre;
no se agotarán en tiempo de sequía,
en tiempo de hambres se saciarán;

pero los enemigos del Señor
se marchitarán como la belleza de un prado,
en humo se disiparán.

El Señor asegura los pasos del hombre,
se complace en sus caminos;
si tropieza, no caerá,
porque el Señor lo tiene de la mano.

Apártate del mal y haz el bien,
y siempre tendrás una casa;
porque el Señor ama la justicia
y no abandona a sus fieles.

La boca del justo expone la sabiduría,
su lengua explica el derecho;
porque lleva en el corazón la ley de su Dios,
y sus pasos no vacilan.

Confía en el Señor, sigue su camino;
él te levantará a poseer la tierra.

Observa al honrado, fíjate en el bueno:
su porvenir es la paz.

El Señor es quien salva a los justos,
él es su alcázar en el peligro;
el Señor los protege y los libra,
los libra de los malvados y los salva
porque se acogen a él.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Salmo 36