Dios y Padre nuestro, Tú no discriminas;
eres bueno y cariñoso con todas sus criaturas.
porque quieres que todos seamos más felices.
Sin embargo, a veces te rechazamos:
cuando vamos de sabios y entendidos,
cuando creemos que no necesitamos ayuda,
ni de las personas, ni de Ti, Señor.
Jesús, tu mensaje y tu amor son acogidos
por los sencillos, pequeños y humildes,
por los que tienen un corazón de niño
y alma de discípulo, siempre dispuesto a aprender,
por los que son capaces de sorprenderse cada día,
por los que saben pedir y dejarse ayudar.
Danos sabiduría para cargar sólo con tu yugo y tu carga;
El yugo que nos impone el dios-dinero y el dios-placer
es mucho más pesado y no sirve para alcanzar la felicidad.
Tu yugo es el más suave y tu carga la más ligera.
Señor, cura la hinchazón de nuestro orgullo
y concédenos crecer en humildad y confianza,
para disfrutar esa alegría tuya que nadie nos puede quitar.