viernes, 25 de septiembre de 2015

En lo profundo late Dios

Debajo de la piel,
muy dentro,
en lo profundo,
arde un fuego
poderoso.
La fuerza
de un Dios late, discreta,
en el pozo de los anhelos
y los sueños.

A veces asoma, y es
palabra humilde,
caricia,
gesto de amor,
mirada humana,
alegre bullicio,
silencio reconciliado.
Brillan más los ojos,
un fulgor distinto colorea el rostro,
se entonan
melodías vivaces,
ese canturreo crece,
 contagia a muchos,
y por un instante de comunión
nace un clamor de júbilo.

Se está bien aquí.
Menos uno, y más nosotros.

Luego se impone la vida
con sus rutinas.
Pero sabemos que
debajo de la piel,
muy dentro,
en lo profundo,
late Dios.

José Mª Rodríguez Olaizola, sj