martes, 22 de septiembre de 2015

Voluntariado

Cerca de ti hay una niña que aguarda a que le narren un cuento;
y un anciano de iris opaco, con mucha historia detrás
y una calle muy corta por delante,
que desea que alguien le ilumine los penúltimos pasos
y le explique que el horizonte concluye bastante más allá del mañana.



Y un hombre herido que, en medio del dolor,
necesita la tibieza de una mano semejante a la suya,
y una palabra de aliento, y esa mirada que abraza,
y ayuda y consuela, y mitiga el sufrimiento.

Cerca de ti, cerca de nosotros, justo al lado,
hay una persona que ha perdido la rosa de los vientos
y no sabe los caminos, y deambula desnortada
ignorando que allá donde el hombre pone la huella
crecen siempre cien senderos.
Cerca de todos, hay siempre alguien acogotado por la soledad,
náufrago entre la multitud, olvidado de próximos y lejanos,
que necesita la levedad de un instante de compañía
para convertir el desierto en una fiesta de amistad y alegría.

Nos dirigimos a quienes han pasado de la adolescencia
y comienzan el cuaderno de su juventud;
a quienes, en la madurez escaparon de la sirena del cinismo
y todavía les duele la injusticia;
a quienes todavía sienten el frío de los demás en el propio cuerpo,
aunque sólo sea en un fugaz momento;
a quienes la coraza del egoísmo, tejida en muchos días
todavía tiene huecos por donde se asoma el desamparo de los demás.

A todos ellos, hombres y mujeres, chicos y grandes,
tanto los que viven por sus manos como los ricos,
queremos llamarles a una tarea común,
que nazca de su propio convencimiento
y se una a otras voluntades para formar una oleada
que avance hacia la playa de la marginación y caliente el espíritu,
y abrase los aislamientos y acogote el dolor.