jueves, 8 de octubre de 2015

Me acerco a ti

Me acerco a ti porque necesito respiro
y confío en tu palabra de maestro y amigo:
Venid a mí todos los que estáis abrumados
y no sabéis disfrutar el necesario descanso.

En el diario vivir dame, Señor, tu paz,
tu paz de resucitado siempre prometida.
En medio del ajetreo de cada día
enséñame a vivir con serenidad.

Que no me agobie, que no me estrese,
que no me abrume, que no me queme.
Que no me sienta urgido a llevar
cargas o yugos que doblan la espalda.

Que nada me turbe en este mundo en crisis;
que me sienta seguro en tu regazo día y noche.
Que no sea demasiado ambicioso en el trabajo
ni egoísta ni rácano con el descanso necesario.

Que nada me altere y malhumore:
ni la fatiga psíquica ni los fallos morales.
Que no me exija demasiado para estar contigo
ni lo haga a quienes quiero y viven a mi lado.

Contigo a mi lado, Señor y hermano,
que nunca me sienta sobrecargado,
pues las espaldas dobladas o mojadas
te duelen en tus entrañas humanas.

Y porque tu yugo es ligero y llevadero,
gracias te doy por haberme invadido
y revelado tu rostro y evangelio.

Florentino Ulibarri