Padre, en tus manos, mi vida:
con todos sus trabajos por Ti emprendidos,
con todas sus penas soportadas por Ti,
con toda su miseria que clama a tu bondad.
En tus manos, mi pasado:
donde tiene tu misericordia tanto que perdonar,
y tu poder tanto que suplir,
y tu amor tanto que amnistiar.
En tus manos, mi presente:
con las angustias que lo nublan,
con las alegrías que lo desbordan,
con el dolor que lo invade.
En tus manos, mi porvenir:
porque lo has preparado con ternura infinita,
porque sé muy bien a quién me confío
y estoy seguro que no me has de fallar.
En tus manos, todo mi ser:
para que lo acunes y recrees con tu aliento,
para que descanse, seguro, de sus fatigas,
y nunca se sienta inútil y perdido.
En tus manos, mis seres queridos:
para que cuide de ellos tu corazón de Padre/Madre,
para que te sirvan como Tú esperas,
para que se reconozcan hermanos.
Padre, en tus manos, este momento:
con su paz y su tormento,
con tu presencia y tu silencio,
con mis dudas y mi ofrecimiento.
Florentino Ulibarri