viernes, 9 de octubre de 2015

Mundo nuevo. Nueva sociedad

Mundo nuevo. Una nueva sociedad. Una civilización del amor.
Este es el ideal de tantos jóvenes, y es la razón suficiente para dar tu vida y tu sangre.

Y te imaginas un sueño de ilusiones y vuelas con proyectos y utopías.
Las personas hermanadas sobre la tierra,
Las más débiles tratadas con respeto.
Las ricas desprendidas de sus bienes.
Las fuertes levantando a las caídas.
Toda esperanza que te impulsa, y todo tu entusiasmo dispuesto a actuar.

Y de repente, te deprimes tristemente t reconocer con temor:
No es fácil cambiar el corazón humano,
No es fácil convivir siendo distintos.
No es fácil luchar sin tener descanso.

Y lo vas a comprobar día a día:
Las ambiciones se multiplican,
Los intereses se defienden.
Los egoismos atacan.
Los odios se traslucen.
Las injusticias se justifican.
La mentira se acepta
y la hipocresía se disculpa...

Y después te preguntas:
¿Qué hacer? ¿Convertirse en un "realista grave"? ¿Perder toda esperanza argumentando mucha experiencia?
¿Dejarse atrapar en esta sociedad por el engranaje materialista, ahogando tus inquietudes más profundas?
¿Resignarse a dejar el mundo como está, creyendo que será otra gente, siempre otra gente vendrá a cambiarlo?
¿O nos empleamos a fondo en nuevas formas de vida y civilización?
¿O experimentamos la vida humana con nuevos estilos creyendo que es la fraternidad la manera real de vivir entre las personas?
¿O empezamos hoy tú y yo a vivir los que soñamos aunque el mundo nos condene por ilusos?

No hay que perder el ideal de un mundo nuevo transformado y pensando según Dios.
Eso fue lo que hizo y dijo Jesús.
Jesús ya inicio ese mundo.
Y anunció que ya está presente entre nosotros y nosotras.
Y si tu abres bien los ojos y pones bien atentos tus oídos podrán distinguirlo claramente.