viernes, 9 de octubre de 2015

Por tu inmensa compasión borra mi culpa

Misericordia, Dios mío, por tu bondad,
por tu inmensa compasión borra mi culpa.
No deseas castigarme ni vigilas mis caídas,
pero sí quieres que reconozca mi pecado.

Contra Tí sólo pequé y no atendí a tu ley.
Tú sabes que desde el principio
estoy inclinado al mal,
por eso comprendes mis caidas y las olvidas.

Pero me pides, ante todo, un corazón sincero,
y me iluminas para que el engaño no me arrastre.
Reafirma tu alianza conmigo,
el lazo de amistad que nos unía, fortalécelo.

Lávame: quedaré más blanco que la nieve.
Lléname de gozo y alegría,
aleja de mí la tristeza del pecado.
Que ni siquiera quede el recuerdo de mis faltas.

Crea en mí un corazón puro,
dame una vida nueva
y un deseo firme de ser mejor.

Hazme sentir tu presencia cercana;
que tu recuerdo me infunda confianza
y me devuelva la alegría de estar salvado.

Demostraré con mis ojos que tú vives en mí,
ayudaré a mis amigos a acercarse a Tí.
Mi mejor testimonio será el amar a todos,
y dar mi ayuda a quien la necesite.

Lo que tú quieres es un corazón sencillo y generoso,
donde no quepa el rencor y la mentira.
Que ésta sea mi ofrenda, Señor,
pues eso esperas de mí.

Variación del Salmo 50