lunes, 14 de diciembre de 2015

Cuánto agradezco que me ames

Señor, cuánto agradezco que me digas
lo que me dices sin decir, callado,
derramando tu Amor sacramentado
como el sol se derrama en las espigas.

Qué júbilo, Señor, que me bendigas
como la lluvia que bendice al prado
y que de rosas hayas enjambrado
mi corazón de cardos y de ortigas.

Señor, cuánto agradezco que me ames
como si fuera yo el único amado
y Tú el único Amor que hay en mi vida.

Que en vino generoso te derrames,
que te me des en pan recién cortado,
que me ames tan sin peso y sin medida.

José María Fernández Nieto