viernes, 18 de diciembre de 2015

Os bautizará con Espíritu

Señor Jesús,
con estas palabras empieza San Marcos,
el primero de los evangelistas,
su testimonio que nos transmite el recuerdo
y el impacto que produjo tu vida
y tus Palabras en aquellas
primeras comunidades.
Su Evangelio, su Buena Noticia
fue tu vida, Señor Jesús, toda tu persona.
Marcos fue el primero que nos ofrece
algunos aspectos más importantes
de tu vida para aquellas primeras comunidades
cristianas.

Bien podría, Señor Jesús, ser este el título
del Evangelio de que Marcos
y el resumen de lo que irá diciendo
a lo largo de su Evangelio sobre Ti.
Tú eres Evangelio, toda tu vida
es Evangelio, o sea Buena Noticia.
Buena Noticia fue todo tu estilo de vida:
tu abajamiento, tu hacerte uno más,
tu proximidad con los pecadores,
tu compasión con los que sufrían,
tu permanente contacto con Dios,
tu manera tan familiar de relacionarte con
Dios a quien llamabas siempre Padre...
Buena Noticia fueron todas tus Palabras,
que no sólo eran tuyas sino de Dios Padre.

Tú, Señor Jesús, según San Marcos,
eres el Hijo de Dios.
Esa es la definición de tu persona
que nos ofrece Marcos.
¿No es esta una de las mejores definiciones
que podemos hacer de Ti?
Así te definió el centurión al pie de la cruz
al ver tu manera de morir,
así te proclamó la voz del cielo
en el momento del bautismo
y cuando te transfiguraste ante los tres
apóstoles,
esa es la afirmación de la voz del cielo.

¡Que bonito, con cuanta finura Juan
te presenta!:
“Detrás de mí viene el que puede más que
yo, y yo no merezco agacharme
para desatarle las sandalias.
Yo os bautizo con agua, pero Él os bautizará
con Espíritu Santo”.
Juan era el que preparaba tu llegada,
la voz que anunciaba el cambio de vida
ante tu inminente llegada…
Él, Señor Jesús, humildemente se postró
ante Ti y reconoció tu superioridad.
Yo también reconozco tu grandeza,
tu superioridad.
¿No es también nuestra misión,
parecida a la de Juan?

Él, Juan, fue como las señales
que encontramos junto a las carreteras
y nos indican el camino a seguir
para llegar a nuestro destino.
No quiero ser en mi mundo otra cosa,
Señor Jesús, que una simple señal
en el camino de la vida.
Una señal quiero ser que muestre
la dirección para llegar a Ti,
que eres la Buena Noticia,
una señal que posibilite que muchos
te encuentren, te conozcan y te sigan …
y dando un último paso puedan,
a su vez, darte a conocer.

Gracias, Señor Jesús,
por tantas personas buenas, entregadas,
constantes… que en nuestro mundo son
los nuevos Juan Bautista: voz que grita
también en el desierto de nuestro mundo
con sus palabras y sus gestos
anunciando tu Proyecto, el Reino de Dios
y sobre todo proclamando que tu persona
es el Evangelio, la gran Buena Noticia
para toda la humanidad.

Perdón porque, a veces, Señor Jesús,
no somos señal sino posada, aposento
donde la gente se hospeda,
sin pretender seguir más adelante,
sin llegar a Ti, que eres la meta, la vida.