martes, 15 de diciembre de 2015

Salmo de alabanza

Señor, después de una mañana hundido entre mil miserias humanas, te pido que me permitas... alabarte.

Quiero alabarte, Señor, porque entre tantos destrozos humanos, andas también prodigando amor.

Te alabo, Señor, porque todas las personas, por hundidas que se encuentren, tienen necesidad de amar, y de amar con amor primitivo, vivencial, sencillo.

Te alabo, Señor, por la necesidad de amor que todos sentimos y por la necesidad de amor que todos buscamos y esperamos.

Te alabo, Señor, porque no eres complicado en tus exigencias y nos dices que amemos a los demás, si pretendemos amarte a Tí.

Te alabo, porque Tú nos ama, aunque intentemos olvidarte; porque nos amas, aunque presumamos de estar sin Tí, porque nos amas, aunque nos olvidemos de tu amor.

Te alabo, Señor, por la sonrisa que prodigamos y nos prodigan; por la caricia que buscamos y sentimos la necesidad de dar.

Te alabo, Señor, porque todo en Ti es amor por nosotros, y porque nosotros no podemos vivir sin amar.

Te alabo, por todas las manifestaciones de amor, que presenciamos todos los días y en todas las partes.

Te alabo, porque Tú estás esperando siempre nuestro amor.