martes, 15 de diciembre de 2015

Vida, amor, salud, alegría

Señor, gracias, por darme la vida,
es el mayor regalo que he recibido.

Después ha sido el amor,
me lo diste y no lo desaproveché,
porque es un gran tesoro, que,
se recibe y no se debe dejar escapar.
Cuando uno está sola,
empieza a recordar a las personas que le rodean
y vuelven a ser dos las personas que están.



El tercer regalo que me diste,
fue la salud, y buenos pulmones para respirar.
Respirar el aire que hay en cada momento,
según el lugar en que estás.
Aire claro, cuando de buena gente rodeada estás.
Pero el aire oscuro respiras,
si con el diablo te vas a encontrar.

El cuarto y último regalo
que más aprecio es el don de escuchar,
hablar, reír y llorar, ser feliz,
darme valor y tener mucha paciencia.
Es un tesoro cada día que me das,
y por eso quiero aprovechar éste
para agradecértelo.
Por Jesucristo, nuestro Señor,
amén.