sábado, 25 de noviembre de 2017

Disfrutar de tu mirada

Padre, no sé qué decirte esta noche.
No encuentro palabras.

Me basta cerrar ojos suavemente
y dejar que tu mirada se pose en mí.

Poco a poco, me atrevo a mirarte a los ojos.
Nuestras miradas se encuentran.

No veo en tu rostro arrugas de reproche.
Tu sonrisa serena contagia ternura y paz.

Te miro y los miedos escapan,
las tentaciones y la tristeza huyen.

Te miro y me siento acompañada,
comprendida, perdonada, sostenida…

Te miro y, a pesar de todos los pesares,
me siento tu hija amada.

Callo ya, Señor.
Sólo quiero disfrutar de tu mirada.