martes, 8 de diciembre de 2020

Revelado a la gente sencilla

 Señor Jesús, disfrutar de tu compañía, de tu amistad y de tu amor no está reservado a unos pocos escogidos: a los sabios y poderosos; a los que han estudiado la Biblia durante años, a los que se recluyen en monasterios, o a los sacerdotes que celebran cada día los sacramentos.

Para acoger tu compañía, tu amistad y tu amor, sólo es necesario reconocer con humildad nuestra pequeñez y abrir el corazón, para amar y dejarnos amar.

¡Qué camino tan sencillo y qué difícil, cuando el orgullo nos atrapa, nos hincha y nos aísla! Ayúdame a reconocer que, con mucha facilidad, me equivoco en mis juicios, en mi forma de actuar y de tratar a los demás; a aceptar que Tu me amas gratuitamente, aunque no lo merezca; a procurar cuidar a los demás como Tú lo haces conmigo.

Gracias, Señor, por poder disfrutar de tu compañía, de tu amistad y de tu amor. Amén.