domingo, 13 de diciembre de 2015

Por los periodistas

Señor, ayuda a los periodistas en su quehacer diario. Ayúdalos a mantener la calma y la serenidad en medio de las prisas por conseguir una noticia; ayúdalos en la convivencia con sus compañeros. Que la tensión que genera «cazar» las noticias de todos los días no desestabilice las mentes y los corazones.


Señor, inspira a los comunicadores para que denuncien la corrupción y la injusticia con valentía, que el miedo no paralice sus actitudes y que los poderosos no logren amedrentar sus voluntades. Pero dales fuerzas también para que dediquen toda su creatividad y energía para anunciar buenas noticias. Para publicar aquellas historias que hacen ensanchar los corazones, para comunicar esos relatos que nos reconcilian con la humanidad.

Señor, que la verdad sea el faro de todo comunicador. Que la veracidad sea el primer mandamiento de todo periodista a la hora de hacer su trabajo. Ayúdales, por favor, para que vivan su vocación como un servicio hacia la sociedad y no como un instrumento de poder capaz de intimidar injustamente.

Padre bueno, ayuda los comunicadores a sanar las heridas del alma. Apaga el odio y el rencor de sus corazones. Destierra la prepotencia y la venganza. Aplasta los pensamientos de burdos intereses. Da un puntapié al orgullo y a la soberbia. Ah, y arranca las raíces de la vanidad para que no habite en una cómoda morada de por vida.

Señor, escúchanos, ilumina con sabiduría las mentes de los comunicadores, señala las palabras que deben salir de sus bocas, guía la escritura de sus manos, da calor a sus corazones y ensánchalos de misericordia y perdón.

Señor, y que no falte algo de humor. Recuerda a los comunicadores que es necesario «cocinar» las noticias con algunas gotas de desenfado y alegría que despierten alguna sonrisa en el receptor. Eso ayudará también al periodista a relativizar la importancia de su persona y equilibrará su ser.

Señor, que Tú también seas noticia. Hazte presente en los medios de comunicación, y tus «declaraciones» sean un bálsamo y un gozo para los que te vean o escuchen. Amén

Álex Rosal