martes, 6 de octubre de 2015

Desde los más pobres

Dios y Padre nuestro, Tú que viste la aflicción de tu pueblo en Egipto, Tú que escuchaste el clamor de los oprimidos, haznos sensibles al grito, a veces callado,  de las personas y de los pueblos más pobres. Que nuestras familias, nuestras comunidades y nuestra sociedad no cierren sus entrañas, sus ojos y sus oídos. Señor, ayúdanos a asumir, cada día, las alegrías y esperanzas, las angustias y tristezas de quienes no tienen techo, ni pan, ni salud, ni educación, ni salarios justos.

Desde los más pobres, Tú nos dices: "¡Dadles vosotros de comer!" (Mc 6,37). Ayúdanos a comprender que dar de comer no significa sólo dar unas migajas de lo que nos sobra. Dar de comer significa amar y compartir lo que tenemos, lo que sabemos, lo que somos. Dar de comer es implicarse en resolver las causas estructurales de la pobreza y promover el desarrollo integral de los pobres. Dar de comer supone crear una nueva mentalidad que piense en términos de comunidad, de prioridad de la vida de todos sobre la apropiación de los bienes por parte de algunos.

Danos luz para caer en la cuenta de la gravedad de este problema que afecta a tantas personas; un problema del que no podemos pasar si queremos ser humanos y cristianos. Ayúdanos a ser coherentes, para que nuestras casas, nuestras iglesias, nuestros vestidos, nuestros coches, nuestras diversiones, nuestros gastos, nuestro modo de vivir, en definitiva, no ofenda la dignidad de los más pobres. Danos fuerza, para renunciar a algunos de nuestros derechos para poner con mayor generosidad nuestros bienes al servicio de los demás.

Acompáñanos para descubrir a tu Hijo Jesús en ellos, a prestarles nuestra voz en sus causas, a ser sus amigos, a escucharlos y a recoger la misteriosa sabiduría que Dios quiere comunicarnos a través de ellos. Amén.

Inspirada en EVANGELII GAUDIUM 186-216