Hoy, Señor, siguiendo tu consejo
busco y pido silencio:
no para dormirme en plácidas nubes,
ni para olvidarme de tantos gritos y clamores,
ni para descansar en mis soledades.
Lo pido, Señor, porque quiero vivirme,
porque busco tus huellas y quereres,
porque quiero escucharte y hablarte,
porque quiero entrar en las soledades
de los que sufren, claman o enmudecen,
porque quiero orarte sin distracciones...
Hoy, Señor, busco y pido silencio.
Florentino Ulibarri