lunes, 5 de octubre de 2015

Como San Juan Evangelista

Señor, ayúdame a escuchar tu voz y a responderte, con la misma decisión y generosidad de Juan Evangelista. Cuando lo llamaste, a orillas del lago Tiberiades, inmediatamente dejo la barca y a su padre y te siguió. No lo dejó para dentro de un rato, o para mañana. Casi no te conocía. No sabía qué le esperaba, pero tu voz resonó en su corazón con tal fuerza que lo dejó todo y te siguió. Señor, ayúdame a escuchar tu voz y a responderte, con decisión y generosidad.

Señor, ayúdame a acercarme a ti cada día y a dejar que tu cercanía me transforme, como a Juan. Juan y su hermano Santiago iban en busca de privilegios. Pero estar a tu lado les fue cambiando. Entendieron que es menester beber el cáliz del amor, del servicio y de la entrega hasta la última gota. Experimentaron que el camino de la gloria pasa por Getsemaní y por el Calvario. Señor, ayúdame a acercarme a ti cada día y a dejar que tu cercanía me transforme.

Señor, ayúdame a cuidar mi relación contigo, a dejarme amar por ti, como Juan. Él es "el discípulo a quien Jesús amaba", "el discípulo predilecto", el que se siente amado “hasta el extremo”. También yo soy amado por amado por ti. Tú me amas como si yo fuera tu único amigo y como si tú fueras el único amor que hay en mi vida. Tú quieres que yo sea tu amigo y en ocasiones parece que me conformo con ser tu siervo. Señor, ayúdame a cuidar mi relación contigo, a dejarme amar por ti.

Señor, ayúdame a ser miembro activo de mi comunidad cristiana, de la Iglesia, como Juan. Es él una “columna” de la comunidad de Jerusalén. Que sepa agradecer los talentos y capacidades que me has dado, poniéndolos al servicio de la comunidad. Que sepa apoyar mi fe en las columnas de mis hermanos y que mi fe sea columna donde otros puedan encontrar seguridad y fuerza. Señor, ayúdame a ser miembro activo de mi comunidad cristiana, de la Iglesia.

Señor, dame valentía, humildad y alegría para vivir, compartir y defender nuestra fe en Ti, como Juan. Ante el Sanedrín que perseguía a los primeros cristianos, Juan dijo: "No podemos dejar de hablar de lo que hemos visto y oído". Ayúdanos a proclamar nuestra fe, ante el sanedrín de los que te niegan y los que te buscan, ante el sanedrín de facebook y twitter, ante el sanedrín de la injusticia y la pobreza. Señor, dame valentía, humildad y alegría para vivir, compartir y defender nuestra fe.