miércoles, 9 de septiembre de 2015

A vino nuevo, odres nuevos

Señor, tu Iglesia está llena de odres; odres antiguos, preciosos; odres del siglo XIII, del XVI y del XIX; odres de los años 40, de los 70 y de los 90; odres en los que han bebido el agua fresca del Evangelio generaciones y generaciones de cristianos; odres que escasamente nos sirven para el momento actual, porque el mundo ha cambiado, la Iglesia ha cambiado, nosotros hemos cambiado. Muchos de nosotros, Señor, nos hemos quedado apalancados en un pasado más o menos reciente.



Te damos gracias por todas las personas que, a lo largo de la historia y en la actualidad, han construido y construyen odres adecuados a su tiempo y a su gente. Gracias por su valentía, por su trabajo, por su sensibilidad para descubrir y remediar la sed más profunda de sus coetáneos. Danos la luz de tu Espíritu, para que sepamos dedicar tiempo y talentos a fabricar con creatividad los odres que nuestro mundo necesita, para que tu agua limpie, refresque y dé vida a nuestros amigos, a nuestra familia, a los que te necesitan, a los que no te conocen.

Señor, transforma y renueva nuestros pensamientos y sentimientos, nuestras palabras y obras. Haznos odres nuevos, que acojan y compartan el agua viva que Tú nos das gratis, para que gratis la compartamos.