Creo, Señor, que al final de la noche 
no hay noche; está la aurora. 
Creo, Señor, que al final del invierno 
no hay invierno; está la primavera. 
Creo, Señor, que al final de la desesperación 
no hay desesperación; está la esperanza. 
Creo, Señor, que al final de la espera 
no hay espera; está el reencuentro. 
Creo, Señor, que al final de la muerte 
no hay muerte; está la vida. 
Creo, Señor, que Tú eres la resurrección y la vida. 
Creo, pero aumenta mi fe. 
Joseph Folliet, adaptación