domingo, 13 de septiembre de 2015

Se me duermen hasta las ilusiones

Anochece, Señor.
He vivido la jornada que me has dado
haciendo lo que hago diariamente...
He sembrado un puñado de ilusiones
y encendido algunas luces.



Estoy cansado
y se me duermen hasta las ilusiones.
Pero te creo como a nadie,
y sé que eres compañero y cómplice,
que te desvives por mí
y me entiendes.

Acúname,
descánsame
y despiértame creyéndote más,
y más serena y libremente.

Florentino Ulibarri