Padre amoroso, acojo tu llamada a ayunar.
Recuerdo que tus profetas ayunaban,
que Jesús, Nuestro Señor, ayunó,
y que también lo hicieron sus discípulos.
Padre Eterno, te ofrezco este día de ayuno.
Que el ayuno me ayude a estar más cerca de ti,
a descubrir tus caminos y abrir mis ojos
para reconocer y agradecer tus muchos dones.
Que mi corazón rebose de amor a Ti y al prójimo.
Señor, que este ayuno me haga crecer en solidaridad
hacia el hambriento, que ayuna por obligación.
Haz que vea mis posesiones como dones del peregrinar
que deben ser compartidos.
Dame la fuerza para ayunar con alegría.
Señor, que este ayuno me limpie de los malos hábitos,
calme mis excesos, remedie mis defectos.
y me ayude a parecerme más a tu Hijo Jesucristo.
Amén.