Sabes quién soy.
Sabes cómo he venido.
Sabes cómo estoy.
Conoces mis ansias y anhelos,
mis dificultades y miedos,
mis proyectos...
Conoces mis entrañas,
el ritmo de mis glándulas
y todos los botones de mi cuerpo...
En momentos como éste, si te place,
dame unos minutos de silencio,
una música que me calle y serene,
un banquito para sentarme como Tú sabes,
y la paz imprescindible...
Ata mis demonios comunes,
tiéndeme cariñosamente tu mano,
déjame acurrucarme en tu regazo,
sopla tu brisa para que no me duerma,
y dime tu palabra de Padre/Madre
para que viva, crezca y madure.
Ábrete, Señor,
y ábreme.