Recordando estas palabras de Jesús,
damos testimonio de su vida y su mensaje,
rememoramos con emoción su dolorosa muerte en cruz
y proclamamos su reencuentro contigo.
Querríamos oír tu palabra, Padre Dios,
aun en tu silencio,
y saber distinguirla de las palabras solo humanas.
Contamos con tu Espíritu
para que nos haga comprender tu palabra
y aceptarla tal como es,
sin enmiendas ni interesadas interpretaciones.
No permitas, Señor,
que nuestras palabras se hagan huecas.
Inspira a los servidores de tu palabra,
como hiciste con los profetas,
para que sean auténticos mensajeros tuyos
y no tergiversen la buena noticia de tu Reino.
Con la fe que has depositado en nosotros,
a veces insegura pero en búsqueda,
elevamos a Ti, Padre, nuestra plegaria,
en nombre de toda esta comunidad
brindando por Jesucristo y en su presencia
en tu honor y a tu mayor gloria.
AMÉN.
Rafael Calvo