Antes de rezar con las palabras de María, escucha el anuncio del ángel:
“Alégrate, el Señor está contigo. No temas. Dios me ha enviado y está contento contigo. Tiene grandes planes para ti. Hay gente cerca de ti que necesita tu ayuda, tu tiempo, tu trabajo, tu amor. Aunque te sientas pequeña y no sepas como hacerlo, no te preocupes, él te
guiará y te indicará cómo hacerlo. Si confías, nada has de temer, porque Dios estará a tu lado y para Él nada hay imposible”.
Y ahora, reza...
Gracias, Señor, porque cuentas con personas pequeñas y humildes, por fijarte y llamar a María, por contar conmigo.
Gracias porque jamás avasallas; propusiste, no impusiste a María la misión de ser Madre de Jesús y esperaste su respuesta. También a mí me sugieres una misión y esperas, con toda la paciencia del mundo, a que yo la descubra y acepte.
Gracias, Señor, porque tú haces posible lo imposible, en María, en mí y en todas las personas que se fían de ti y se esfuerzan por cumplir tu voluntad.
Gracias, Señor, por tu Espíritu Santo, el Espíritu creador de vida, en el alma y en el cuerpo de María,
en nuestra vida, en la Iglesia y en el mundo.
Gracias, María; por enseñarnos a preguntar a Dios lo que no entendemos y a esperar con confianza sus respuestas; por fiarte de Él; por ayudarnos a decir contigo y como tú: "Hágase en mi según tu palabra"