martes, 22 de septiembre de 2015

Caminaré en presencia del Señor

Busco tu rostro, Señor, no me escondas tu rostro.
Mi ser se abre a tu Ser, como la playa al mar.
Mi vida se abre a tu vida, como la flor al sol.
Mis ojos miran tus ojos llenos de dulzura
como los ojos de un niño la mariposa en flor.
Mis manos se abren en palma a tus  manos
como enamorados que hacen uno de los dos.
Mis labios te dicen desde el silencio profundo
que amor, y sólo amor... "Amor saca amor".



Caminaré en presencia del Señor

Dame en la fe de la noche tu canto,
y hacer presencia en dolor.
Dame gritar en la soledad el grito de los hombres
y hacer como Jesús en el huerto de intercesión.
Dame acoger el gozo de tus maravillas en mi vida
y darte gracias, alabarte. darte toda bendición.
Dame pedirte el pan de cada día para todos
y hacerte hogaza fresca comida, en tu mesa, alrededor.

Caminaré en presencia del Señor.

Señor del alba, quiero asumir tu mandato nuevo:
el mandato de orar sin cesar, de ser farol
encendido en el corazón del mundo y del hombre
y alumbrar los caminos del camino de la solidaridad.
Quiero ser orante, llevar la lámpara en la noche
alimentada con tu palabra, esperando con tensión,
la llegada de tu Reino, el Reino de la solidaridad.

Caminaré en presencia del Señor.

Tú dijiste, Señor, que nos amasemos con cariño.
Nos dijiste el mandamiento de siempre, el del amor.
Nos dejaste como señal del servicio, la comunidad
donde el mayor se hace, como madre el menor.
Tu ley es romper las fronteras como Tú y ser
cercanía y ternura, misericordia y perdón.
Tu norma es la del corazón universal y roto
por la angustia y la ansiedad, la depresión
y la soledad, del hombre, de los hombres sin rostro
acogidos en lo íntimo y secreto de nuestro corazón.

Caminaré en presencia del Señor.

Quiero amar, Señor, y me siento sin fuerzas.
Quiero buscar el manantial de mi entrega, Señor.
Quiero encontrarme con el amor y ternura del Padre.
Quiero encontrar en tu seño la Humanidad.
Quiero aprender a amar sin medida y al extremo
como amas Tú, con el amor y la paz de sólo Dios.
Quiero encontrar en lo interior del Padre
el manantial de mi río que desborde en calor.
Quiero entrar en mí y encontarte a Tí,
como sorpresa, y saltar de gozo
y gustarte y saberte apenas don.

Caminaré en presencia del Señor.