Jesús,
Tú eres el amor discreto, casi escondido. No obligas a nadie a seguir
tu camino. Tu arma nunca es la violencia. Tu fuerza es el amor que sirve
y da la vida.
Señor,
gracias por tratarme siempre con ternura, porque respetas y ensanchas
mi libertad, por contar con mi vida, pobre y a veces casi apagada o
quebrada. Gracias, Dios mío, porque me has formado y me sostienes,
porque me miras con amor, me has cogido de la mano y me das tu Espíritu.
Que
también yo sepa contar con los que no cuentan, con los débiles, los
pequeños y los ignorantes, con los que viven en la tiniebla de la
enfermedad, la soledad y la pobreza; para implantar un derecho nuevo y
construir una sociedad nueva, en la que todos vivamos como hermanos,
como hijas e hijos tuyos.
Oración inspirada en las palabra de Isaías: "Mirad a mi siervo, mi elegido, mi amado, mi
predilecto. Sobre él he puesto mi espíritu para que anuncie el derecho a
las naciones. No porfiará, no gritará, no voceará por las calles. La
caña cascada no la quebrará, el pabilo vacilante no lo apagará, hasta
implantar el derecho; en su nombre esperarán las naciones".