Señor Jesús, ¿quién soy yo para que entres bajo mi techo?
¿Quién soy yo, para que me hables y me escuches;
para que me ayudes y me salves de mis angustias;
para que me busques, me cortejes y me ames;
para qué quieras ser mi amigo, mi hermano, mi esposo?
¿Quién soy yo, si tantas veces te olvido, me separo de ti y sigo a otros maestros?
No soy nadie, no soy el más listo, ni el mas santo, ni el más fuerte, pero Tú has puesto tus ojos en mi y me ofreces tu amistad, tu salvación.
Gracias por derrochar tanto amor en mi.
Señor Jesús, una palabra tuya bastará para sanarme, para alegrarme, para recuperar la esperanza más grande, para entregar mi tiempo y mi vida con generosidad.
Aumenta nuestra fe, Señor, en ti; para que tu fuerza se muestre en mi debilidad, para que también yo sea, Jesús, transparencia de tu amor. Amén.
