domingo, 31 de octubre de 2021

El regalo de la oración

¡Qué poca importancia doy a veces a la oración!
Dedico mucho más tiempo al trabajo, a mis aficiones,
al encuentro con las personas, al estudio, a viajar…
No valoro suficientemente el regalo de poder rezar.
Parece que estar contigo es una obligación pesada.
Dejo la oración por pereza y me cuesta mucho retomarla.

Señor, gracias de corazón por estar siempre a mi lado,
dispuesto a escucharme, calmarme, animarme, guiarme…
Gracias por esas personas orantes, que se dejan transformar por Ti,
que transparentan tu ternura, tu paz, tu compasión, tu alegría,
tu amor a cada persona y tu defensa de las más frágiles.

Quien reza no pierde su tiempo. Lo sé, pero a veces no lo vivo.
La oración me permite trabajar con más gratuidad y eficacia.
Concédeme fuerza para superar el activismo y la pereza,
para rechazar las llamadas que me apartan de ti y de tu amor;
para vivir mi relación contigo con más responsabilidad y alegría.