Señor, a veces me encierro en mi mundo cómodo, en el que nadie me echa en cara mis errores, en el que nada critica mi forma de pensar y de vivir. Me alejo de las actividades e intereses de los más jóvenes, no comparto las series de las que hablan, los podcasts que les interesan, las canciones y juegos de los más pequeños…
Gracias por el Papa Francisco y por todas las personas que sí están pendientes de lo que sucede, que nos ayudan a entender, a situarnos y a comprometernos eficazmente en la sociedad actual.
Danos pies para acercarnos, ojos para ver, corazón para conmovernos, cabeza para comprender y manos para trabajar. Como Tú y Contigo. Amén.