martes, 6 de octubre de 2015

Aparición a María

No sabemos si aquella mañana del domingo
visitaste a tu Madre,
pero estamos seguros de que resucitaste
en ella y para ella,
que ella bebió a grandes sorbos el agua de tu resurrección,
que nadie como ella se alegró con tu gozo
y que tu dulce presencia fue quitando
uno a uno los cuchillos
que traspasaban su alma de mujer.

No sabemos si te vio con sus ojos,
mas sí que te abrazó con los brazos del alma,
que te vio con los cinco sentidos de su fe.
Ah, si nosotros supiéramos gustar una centésima de su gozo.
Ah, si aprendiésemos a resucitar en ti como ella.
Ah, si nuestro corazón estuviera tan abierto como estuvo
el de María aquella mañana del domingo.