Frente a la corrupción, tú nos ofreces el modelo de los santos, para orientar e inspirar nuestra vida.
Sin embargo, hemos de reconocer que dedicamos demasiado tiempo a ver y a escuchar personas que viven de contar sus vergüenzas y los trapos sucios de los demás; que no saben reconocer errores propios y aciertos ajenos; que sólo son ricas en su cuenta corriente. Perdónanos, Señor.
Ayúdanos a cambiar nuestros modelos de referencia, a fijarnos en tantos hombres y mujeres libres de las tramas del dinero y el poder, alejados de las pasarelas del famoseo, comprometidos en mejorar el mundo que les rodea a base de trabajo y entrega. Gracias por estas personas buenas que, gracias a ti, son mayoría.
Danos luz y voluntad para conocer y dar a conocer la vida de los santos, los santos de altar y los santos que todavía caminan por nuestras calles; para seguir el ejemplo de mujeres y hombres, niños, jóvenes y adultos, que, con tu ayuda, no se han dejado arrastrar por la corriente de la corrupción y son una luz por su honestidad, su solidaridad, su esperanza y su santidad. Amén.