Quizá éste sea el lugar
y ésta la hora
para encontrarme contigo
y dialogar serenamente
acerca de nuestros pasos y encuentros,
sueños, proyectos,
amores y recelos...
y hasta de cambiar mi nombre
si no responde a lo que Tú quieres.
Yo, Señor, vengo cansado del camino,
huyendo y sin destino,
portando polvo, sudor y barro;
con hambre y sed de alimento:
de encuentro, paz y cariño.
He dejado todo lo que más quiero al otro lado del río.
Y pienso que este lugar puede ser cualquiera
o nuevamente Penuel,
para encontramos cara a cara.
Y ésta, la hora de la lucha y el conocimiento,
de la paz y el descanso, aunque me hieras.
Pero has de saber que anhelo el combate;
y si logro agarrarte no te soltaré,
aunque llegue el alba y me lo pidas,
si no me bendices como Tú sabes.
Florentino Ulibarri