viernes, 6 de mayo de 2016

¿Dónde está Dios?

Un hombre pregunta...,
¿Dónde está Dios? Se ve, o no se ve.
Si te tienen que decir dónde está Dios, Dios se marcha.
De nada vale que te diga que vive en tu garganta.
Que Dios está en las flores y en los granos, en los pájaros
y en las llagas,
en lo feo, en los triste, en el aire, en el agua;
Dios está en el mar y a veces en el templo,
Dios está en el dolor que queda y en el viejo que pasa,
en la madre que pare y en la garrapata,
en la mujer pública y en la torre de la mezquita blanca.
Dios está en la mina y en la plaza,
es verdad que está en todas partes, pero hay que verle,
sin preguntar que dónde está como si fuera mineral o planta.
Quédate en silencio,
mirate la cara,
el misterio de que veas y sientas,
¿no basta?
Pasa un niño cantando,
tú le amas,
ahí está Dios.

Le tienes en la lengua cuando cantas,
en la voz cuando blasfemas
y cuando preguntas que dónde está,
esa curiosidad es Dios, que camina por tu sangre amarga,
en los ojos le tienes cuando ríes,
en las venas  cuando amas,
ahí está Dios, en ti
pero tienes que verle tú,
de nada vale quien te le señale,
quien te diga que está en la ermita, de nada,
has de sentirle tú
trepando, arañando, limpiando
las paredes de tu casa:
de nada vale
que te diga que está en las manos de todo
el que trabaja,
que se va de las manos del guerrero,
aunque éste comulgue o practique cualquier religión,
dogma o rama;
huye de las manos del que reza y no ama,
del que va a misa y no enciende a los pobres velas de esperanza;
Suele estar en el suburbio a altas horas de la madrugada,
en el hospital y en la casa enrejada.
Dios está en eso tan sin nombre
que te sucede cuando algo te encanta,
pero de nada vale que te diga que Dios está en
cada ser que pasa.

Si te angustia ese hombre que se compra alpargatas,
si te inquieta la vida del que sube y no baja,
si te olvidas de ti y de auqellos, y te empeñas en nada,
si sin porqué una angustia se te enquista en la entraña,
si amaneces un día silvando a la mañana
y sonríes a todos y a todos das gracias,
Dios está en tí, debajo mismo de tu corbata.

Gloria Fuertes