Tu poder multiplica la eficacia de la humanidad
y crece cada día entre sus manos
la obra de tus manos.
Nos señalaste un trozo de la viña
y nos dijiste: - Venid y trabajad.
Nos mostraste una mesa vacía
y nos dijiste: - Llenadla de pan.
Nos presentaste un campo de batalla
y nos dijiste: - Construid la paz.
Nos sacaste al desierto con el alba
y nos dijiste: - Levantad la ciudad.
Pusiste una herramienta en nuestras manos
y nos dijiste: - Es tiempo de crear.
Escucha a esta hora el rumor del trabajo
con que tantas personas se afanan en tu heredad.
Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo
Por los siglos. Amén.