Y este es mi deseo:
Que a todas las armas se les caiga la "r"
letra de retraso y de rencor.
No es cuestión de armarse
sino de amarse.
Entonces,
cuando las armas pierdan su aguijón de muerte
cuando los fusiles disparen flores y caramelos
cuando los tanques se conviertan en tractores
y cuando no haya más bombas que las del corazón...
Entonces,
cuando las guerras no sean contra el hombre,
sino contra el hambre,
cuando no se mate a los enemigos,
sino a la enemistad,
cuando no se fabrique más la muerte,
sino la vida,
cuando la única violencia sea la del amor...
Entonces,
las puertas del paraíso volverán a abrirse
el Reino de Dios será realidad entre nosotros,
las Bienaventuranzas, empezarán a tener sentido,
y alguna petición del Padre nuestro
ya no será necesaria.