jueves, 5 de mayo de 2016

Deseo de Dios

Tú te has acercado,
has soplado sobre los rescoldos de mi corazón,
y luz, calor, fuego y vida
han surgido gratis
inundando todo mi ser

Derribaré cuanto se interponga entre nosotros:
mis miedos, mis apegos, mis trampas,
mis seguridades, mis murallas,
mis pecados, mis conciertos,
mi insensatez...
y hasta mis pensamientos sobre Ti.

Te dejaré entrar
hasta las alcobas más íntimas.
No te retendré en el umbral.

Despojado de todo,
excepto de mi deseo de Ti,
te esperaré despierto,
arado,
desnudo,
limpio,
enamorado...

Sólo quiero la brisa de tu presencia
y el abrazo de tu amor.

Florentino Ulibarri