domingo, 1 de mayo de 2016

Nuestra única seguridad

Te alabamos, Señor,
porque ni la fuerza de los poderosos,
ni las redes de los tramposos,
ni las razones de los técnicos,
ni el dinero de los ricos,
ni la seducción de la publicidad,
ni las manos de los jefes,
pueden ahogar la fuerza de la libertad
que nos viene de ti.

Te alabamos, Señor,
porque nuestros planes bien trazados,
nuestros títulos largamente acariciados,
nuestros puestos de prestigio,
nuestras opciones radicales,
nuestras palabras y proyectos,
no pueden detener el futuro de la esperanza
que nos viene de ti.

Te alabamos, Señor,
porque ni la familia con su ternura y sangre,
ni la comunidad con sus ilusiones,
ni la Iglesia con sus necesidades,
ni la sociedad con sus ambigüedades,
ni las amistades aunadas,
ni las relaciones más ricas,
ni las voces de los que nos quieren
logran atrincherarnos
en refugios cálidos y seguros.

Te alabamos, Señor,
porque en nuestra debilidad
Tú eres nuestra libertad,
nuestra esperanza
y nuestra única seguridad.

Florentino Ulibarri