viernes, 6 de mayo de 2016

Y dijo María, Magnificat

Y dijo María:
Ahora me doy cuenta: ¡qué grande es Dios!
y siento tal alegría interna
que tengo ganas de gritar, de dar saltos,
de llamar a todas las ventanas,
de llenar con mi voz todos los rincones de la tierra
Dios es inmenso y sanará mi humanidad en espera,
mi corazón en soledad e insatisfecho.

Porque se ha fijado en mi,
porque me ha agarrado desde dentro,
porque me quiere y me saca de mi religión estática
que mantiene las cosas como están,
para incluirme en la marcha de los que nada tienen,
en el amor y en el fracaso de los sin voz,
de los pobres y marginados,
a quienes Dios ama y entrega la decisión salvadora,
el poder de acogida.

Y dirán que soy la más feliz del mundo
todos los que se encuentren conmigo,
porque lo que ha hecho en mi vida es algo impresionante;
y nos sigue queriendo tanto ahora como antes.

Se ha metido en nuestra historia
Lleva al pueblo de la mano y se preocupa de él,
y lo trata como a un hijo,
como lo había hecho siempre,
aunque a veces parecía lo contrario;
su amor no se ha olvidado lo más mínimo
Y ya lo había  prometido así desde muy antiguo,
desde nuestros antepasados,
para ellos y para los que llevarán su vida
en todos los tiempos.