Sí, Señor, también yo exijo demasiado,
para cambiar mi forma de vivir.
Quiero seguridades, no quiero arriesgar.
Dame, Señor, un corazón y unos ojos nuevos
para apreciar y agradecer los milagros de cada día:
despertar, ver, abrazar, trabajar, rezar, vivir…
para descubrir las maravillas que haces en tantas personas,
dispuestas a amar sin cálculos egoístas.
para intuir tu acción en la historia del mundo,
trabajando por la fraternidad de todos tus hijos e hijas.
Danos la fuerza de tu Espíritu para ver y agradecer,
para que no pase esta Cuaresma sin habernos convertido un poco más a Ti.