Padre bueno, tú nos diste un corazón inconformista,
La sed nos estimula, nos pone en marcha,
y buscamos nuevas fuentes, nuevas experiencias.
Algunas tienen buen sabor, pero nos dejan vacíos.
Otras en cambio llenan nuestro corazón de alegría.
Pero nuestro corazón siempre quiere un poco más.
Nos has hecho, Señor, para ti
y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en Ti.
Nos hiciste el corazón a tu medida
y llenarlo sólo puede tu presencia.
Mi alma está sedienta de ti, Dios mío.
Gracias por esta sed que nos permite superarnos.
Gracias por ser la fuente que calma nuestra sed más honda.
Gracias por ser la fuente del amor más grande y gratuito.
Gracias.