Somos tan pequeños y necesitados
que vamos mendigando aplausos,
nos gusta que nos den un trato de favor,
y que reconozcan lo “mucho que valemos”.
Señor, cura mi orgullo y prepotencia,
dame un corazón sensato y humilde,
que no vaya mendigando lo que Tú me das gratis,
que sepa reconocer mis virtudes y defectos
y sepa aprender de Ti y de cada persona.
Amén.