Gracias por el amor que infundes en la juventud, que es vida y es esperanza y es tu don maravilloso, el alma de la vida.
Gracias por el amor, Señor, Dios que nos amas desde siempre y nos amas a todos y seguirás amándonos siempre.
Señor, que nadie profane el amor; que nadie manche el regalo más grande que nos has hecho para la vida.
Señor, que ese amor tierno y natural de los jóvenes, perdure en ellos y sea fuente de vida y fuente de gozo.
Que los avatares de la vida, no puedan ajar nunca las flores brillantes del amor.
Que el amor sea siempre el aliento dfe nuestras vidas; como el Amor es el aliento de tu Cielo y de tu Vida.
Gracias también, Señor, por la risa estrepitosa de aquellos jóvenes en cualquier lugar.
Gracias por la risa, por la capacidad de reirnos con todo el cuerpo y con toda el alma.
Gracias por la juventud, que sabe reírse con sonoridad, sin complejos ni cortapisas.
Gracias porque la risa, en el Cielo, nuestro Cielo, debe ser una de tus melodías predilectas.
