martes, 30 de julio de 2024

¿Adónde me conduce este camino?

 

Señor, veo la codicia en las personas que me rodean
y advierto las calamidades que la codicia provoca
en las familias, en los pueblos, en el mundo:
enfrentamientos, divisiones, guerras…
 
Tengo que reconocer que también yo soy codicioso.
Codicio dinero, bienes materiales, relaciones, reconocimientos…
En vez de agradecerte los dones que me regalas,
en vez de ser buen administrador que comparte y reparte,
me creo dueño absoluto de lo que he recibido.
En vez de apoyarme en Ti, pongo mi confianza en las riquezas.
 
¿Adónde me conduce este camino?
Poco a poco me voy sintiendo vacío, solo, triste…
Sí, Señor, tienes razón: la felicidad no depende de los bienes.
Recuérdamelo una y otra vez, que soy olvidadizo.
Y fortalece mi confianza en Ti y en tu providencia,
para que en vez de acumular, agradezca y comparta.
Amén.